Este año he tenido el honor de escribir un artículo para el programa de las fiestas de La Patrona de Pollença. Me siento feliz y orgullosa de lo que interpreto como fruto del proceso de integración (¡podéis ver otro tipo de fruto bien distinto, pero del mismo proceso, en una foto más abajo!).
Muchas gracias al Ayuntamiento de Pollença y a Pere Salas por la confianza, ¡me ha encantado la experiencia!
El artículo: De vikingos y corsarios
El hecho de haber nacido a miles de kilómetros de la isla, la cual hace muchos años considero como mía, no me supone un impedimento a la hora de identificarme con el valor y la fortaleza manifestados por el pueblo pollencí aquel fatídico 31 de mayo. La sangre nórdica que recorre mis venas también porta testimonios de unos tiempos lejanos en los que la vida cotidiana no significaba solo vivir, sino sobrevivir y estar siempre en alerta. La prioridad era defender aqeullo que era tuyo — y a los tuyos—, siempre con el apoyo de tu comunidad, porque sin ella no tenías identidad, ni la capacidad de afrontar penurias, ¡ni muchos menos corsarios!
Nuestras necesidades básicas eran, y todavía siguen siendo, universales. Esto hace que después de una treintena de años viviendo en Pollença, cada vez se vuelve más borrosa la distinción entre aquí y allí. Como apasionada de la comunicación, me inclino siempre por ver las similitudes que unen en lugar de las diferencias que dividen, eso sí, siempre respetando los rasgos lingüísticos, culturales o históricos que ejercen como distintivos fascinantes de nuestras identidades.
Para mí, el simulacro de moros y cristianos significa el colmo de expresión de la identidad pollencina, una reducción de sabor intenso a base de emociones, nostalgia y hermandad. También nos brinda a cada uno de nosotros una oportunidad de meditar sobre las personas y los valores que defendemos. El progreso, esa arma de doble filo, implica un abanico cada vez más amplio de preocupaciones que, al contrario de las de nuestros ancestros, se extienden bien lejos de nuestro entorno.
La Patrona es un homenaje a la comunidad, al sentimiento colectivo e inclusivo. Nadie gana una batalla solo; ni antes ni ahora, ni aquí ni allí.
¡Viva la pluralidad de identidades, viva nuestra comunidad y viva Pollença!
